Siempre es bueno para nuestra llamada encomendarnos a
nuestra madre la virgen María. Después de todo eso hizo Jesús antes de morir “madre he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu
madre”. Dios siempre espera que como Él, también nosotros acudamos a la
protección santísima de su madre. Como seminaristas, que -cursamos el amado
verano- no podíamos dejar de lado la oportunidad de visitar a nuestra madre, en
este caso a La Virgen de las Mercedes,
patrona del pueblo dominicano.
Para esto el 14 de junio del verano del 2015, nos pusimos en camino hacia el Santo
Cerro, lugar de innumerables leyendas coloniales. Donde Colón plantó la cruz
que hoy se encuentra en el vaticano como relicario del santuario. Donde se
llevó a cabo una batalla, que según dicen, la virgen ayudó a ganar a los
españoles en contra de los aborígenes. Entre otras historias que más que
verdades del pasado son, según mi parecer, romanticismos para hacer de nuestra
cultura un tanto más misteriosa e interesante.
Al finalizar esta tan interesante excursión nos dirigimos
nuevamente hacia nuestro dulce hogar. Aprovechamos la oportunidad y pasamos por
la ciudad de Moca, conocida por nosotros los seminaristas como “la cuidad del
mofongo”. Llegamos a nuestro hogar, gozosos a medio día, culminando así una entrega de nuestra vocación
a la patrona del país.
Por: Juan Fco. Rodríguez Peralta
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