No se están convirtiendo en
“funcionarios de una empresa”, sino en “pastores a imagen de Jesús”. Fue la exhortación que el
Papa Francisco dirigió este lunes a los seminaristas del Pontificio Colegio
Leoniano de Anagni, fundado en 1897 por León XIII y que forma a los futuros
sacerdotes de la región italiana de Lacio. Los seminaristas participaron en la
audiencia luego de una peregrinación a pie, definida por el Papa como un
“símbolo hermoso del camino” a recorrer en el amor de Cristo. Transformar los “proyectos
vocacionales en fecunda realidad apostólica”. El Obispo de Roma
sintetizó así la tarea del Leoniano, como de todos los demás seminarios y puso
el acento sobre la “atmosfera evangélica”, que “consiente a cuantos en ella se
sumergen asimilar día a día los sentimientos de Jesucristo, su amor por el Padre y por la
Iglesia, su dedicación sin reservas al Pueblo de Dios”. E indicó en la "oración, estudio,
fraternidad y vida apostólica" los "cuatro pilares de la formación":
“Ustedes, queridos seminaristas, ustedes no se están preparando para
realizar una profesión, para convertirse en funcionarios de una empresa o de un
organismo burocrático. Tenemos tantos, tantos sacerdotes a mitad del camino ...
Es un dolor, que ellos no
hayan logrado realizar el camino completo; tienen algo de los
funcionarios, alguna dimensión burocrática y esto no hace bien a la Iglesia.
Les pido, ¡estén atentos a no caer en eso! Ustedes se están convirtiendo en pastores a imagen de
Jesús el Buen Pastor, para ser como Él y en persona de Él en medio de su
rebaño, para apacentar a sus ovejas”.
“Frente a esta vocación – dijo el Pontífice – podemos responder como la Virgen
María al ángel: ‘¿Cómo es posible esto?’”. Convertirse en “buenos pastores” a imagen de Jesús ,
observó Francisco, “es una cosa tan grande, y nosotros somos tan pequeños”,
pero en realidad “no es obra nuestra”, “es obra del Espíritu Santo, con nuestra
colaboración”:
“Se trata de ofrecerse uno mismo con humildad, como arcilla para modelar,
para que el alfarero, que es Dios, la trabaje con el agua y el fuego, con la
Palabra y el Espíritu. Se trata de entrar en aquello que dice san Pablo: ‘ya no
vivo yo, sino que Cristo vive en mí’ (Gal 2,20). Solamente así se puede ser
diacono y presbítero en la Iglesia, solo así se puede apacentar al pueblo de Dios y guiarlo no por nuestros
caminos, sino por el camino de Jesús, es más , sobre el camino que es
Jesús ”.
Es verdad, dijo el Papa, “que al inicio, no siempre existe una total rectitud
de intenciones”, agregando que “es difícil que exista”:
“Todos nosotros hemos tenido siempre esas pequeñas cosas que no eran de
rectitud de intención, pero con el tiempo esto se resuelve con la conversión de
cada día. ¡Pensemos en los apóstoles! Piensen en Santiago y Juan, en que uno
quería convertirse en primer ministro y el otro en ministro de economía, porque
era más importante. Los apóstoles ... pensaban en otras cosas y el Señor con
tanta paciencia ... ha hecho la corrección de la intención y al final era tanta
su rectitud de intención que han dado la vida en la predicación y en el
martirio".
Francisco subrayó así la importancia de “meditar el Evangelio cada día, para
transmitirlo con la vida y la predicación”. Y además, “experimentar la
misericordia de Dios en el sacramento de la Reconciliación, y esto no dejarlo
jamás". "¡Confesarse siempre!", exhortó, y "así se
convertirán en ministros generosos y misericordiosos porque sentirán la
misericordia de Dios sobre ustedes para convertirse en ministros generosos y
misericordiosos”. Ser buenos pastores, agregó, “significa alimentarse de la
Eucaristía con amor, para nutrir con ella al pueblo cristiano”, “significa ser
hombres de oración, para convertirse
en voz de Cristo que alaba al Padre e intercede continuamente por los
hermanos”. Si ustedes “no están dispuestos a seguir este camino, con estas
actitudes y estas experiencias – advirtió el Papa a los seminaristas – es mejor
que tengan el valor de buscarse otro camino”:
“En la Iglesia hay tantas formas de dar testimonio cristiano y también
tantos caminos que conducen a la santidad . En la secuela ministerial de Jesús
no hay lugar para la mediocridad,
aquella mediocridad que
lleva siempre a usar al santo pueblo de Dios para ventaja propia. ¡Ay de
los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no
deben apacentar el rebaño? – exclamaban los Profetas (cfr Ez 34,1-6), con
cuánta fuerza”.
Agustín, continuó diciendo el Santo Padre, toma esta frase profética en su De
Pastoribus. “Ay de los malos pastores – advirtió el Papa – porque el seminario,
digamos la verdad no es un refugio para tantas limitaciones que podamos tener,
un refugio de limitaciones psicológicas o un refugio porque no tengo el coraje
de ir adelante en la vida y busco allí un lugar que me defienda”:
“No, no es aquello. Si su seminario fuese eso, ¡se convertiría en una
hipoteca para la Iglesia! No, el seminario es precisamente para ir adelante,
adelante en este camino y cuando escuchamos a los profetas decir ‘¡ay!’ que
este ‘¡ay!’ nos haga reflexionar seriamente sobre su futuro. Una vez Pío XI
dijo que era mejor perder una vocación que arriesgar con un candidato inseguro.
Era un alpinista, conocía esas cosas”.
El Papa concluyó su discurso confiando los seminaristas a la Virgen María. “Los
místicos rusos – observó – decían que en el momento de las turbulencias
espirituales es necesario refugiarse bajo el manto de la Santa Madre de Dios”.
Por lo tanto salir, pero “cubiertos con el manto” de María.
Fuente: http://es.radiovaticana.va/news/2014/04/14/si_no_est%C3%A1n_dispuestos_a_seguir_el_camino_del_se%C3%B1or,_tengan_el_valor/spa-790792
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