La vocación hay que vivirla y
compartirla, manifestando con el gozo la alegría de sentirnos llamados por
Cristo. Es por ello que para no dejar apagar la llama de vida del verano,
realizamos un compartir fraterno el pasado sábano 6 de junio. En este abundaron
los cuentos, las canciones, las risas y la comida que nunca falta.
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