Antes de hablar de mi proceso vocacional en estos tres años, debo decir igual que un compañero,"por más explicaciones que demos, harían falta palabras para hablar del llamado que Dios hace a cada uno de sus hijos", porque cada día que pasa es una historia que se va archivando en el libro de nuestra vida. Creo que Dios desde que venimos al mundo, va poniendo las pautas para que lo busquemos y escuchemos su voz.
Puedo decir que desde pequeño me ha gustado trabajar en los asuntos religiosos, pues vengo de una familia cristiana. Como adolescente participé de una misión juvenil de una semana, en Las Terrenas con Los Misioneros Apóstoles de la Palabra. Durante la misma, siempre me preguntaban por qué no entraba al seminario ya que veían que el Señor me llamaba a entregar la vida por los demás. Pero, como joven al fin, les decía que tenía otros planes preparado para lo que deseaba ser. Al terminar la misión me quede con inquietud y consulté a mi párroco. Luego, conocí al padre Leonardo Roa, quien me ayudó en mi proceso vocacional y abrió los caminos para que yo conociera el seminario menor San Francisco de Asís, de la Diocesis de San Francisco de Macoris. Con esta oportunidad, realicé dos jornadas vocacionales. Fui electo en diciembre del 2013, y como ya era bachiller y el año formativo había empezado, hice un tiempo de experiencia en el seminario menor.
Hoy en día llevo 3 años y dos meses como seminarista. Algo que siempre he tenido seguro en este tiempo, es que por encima de mis defectos, debilidades y las noches oscuras que se me presente en el camino, Cristo no me deja solo y si tengo la mirada fija en el no tengo nada que temer, por ende, me identifico con la frase de san Pablo "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4, 13), la cual es una de mis frases vocacionales.
"Dios dispone todas las cosas
Para el bien de los que lo aman"
RM 8,28
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