Me crié en una familia que me enseñó a compartir y ser generoso. Los valores que recibí fueron los valores cristianos, aunque desde un principio mi familia no se encontraba así tan integrada al trabajo pastoral, siempre íbamos a misa. Debo admitir que en mis primeros años de conciencia, por así decirlo, la Iglesia no era mi lugar preferido, pero mi madre me llevaba de las manos. Fui creciendo iba a la Iglesia no ya porque me llevaban sino porque yo quería y sentía la necesidad de ir.
Un día recibí la invitación para ser monaguillo. Ya había visto a esos muchachos como yo que servían en el altar y no lo pensé dos veces para quedarme en la formación, pero como no tenía el permiso de mis padres no pude quedarme. Regrese a casa y pedí el permiso para ser monaguillo.
Luego de un tiempo de monaguillo recibí la invitación para asistir a una jornada pero me negué, recuerdo que dije: “eso no es para mí, yo me voy a casar y tener hijos”. Después de un tiempo decidí ir a la supuesta jornada para ver que era. Sentía un poco de miedo no sabía qué hacer, pero de todos modos fui. Lo curioso del caso es que continúe asistiendo a jornadas. En mi estaba la inquietud, lo sabía, sin embargo, no lo admitía. Luego de un periodo de tres años ingresé al Seminario Menor San Pedro Apóstol. Había pasado a cuarto cuando decidí entrar al seminario, así que solo duré un año en el seminario menor, recuerdo ese día 9 de agosto de 2010.
Luego de que terminar primero de filosofía, mi proceso se vio detenido por un accidente en un motor. Durante ese año me hice un poco más individualista, eso hizo que a mi regreso pasase por momentos difíciles cuando reingresé al seminario un año después en segundo de filosofía, había olvidado lo que significaba compartir en comunidad. En tercero ya había aprendido a compartir en comunidad y estaba más adaptado a compartir con los demás, el individualismo se había ido. Era yo otra vez.
Estoy en cuarto de filosofía. Miro a veces hacia atrás y es increíble el largo recorrido que he hecho hasta llegar hasta aquí. El Padre Cruz Osvaldo Santos Cid nos acompaña en nuestro discernimiento. Sé que cuarto no será nada fácil. Pero estoy dispuesto a afrontar todo eso porque sé que Dios está conmigo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario