lunes, 23 de febrero de 2015

Mensaje del Papa para la cuaresma

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2015
Fortalezcan sus corazones (St 5,8)

Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
 También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
Franciscus

Tomado de la pagina oficial del Vaticano:  http://m.vatican.va/content/francesco/es/messages/lent/documents/papa-francesco_20141004_messaggio-quaresima2015.html

jueves, 19 de febrero de 2015

INICIO DEL TIEMPO DE CUARESMA

El miércoles 18 de febrero del 2015 la ciudad de los seminarios San Pío X, el Filosofado San Pío X y Propedéutico San Pío X iniciaron el tiempo cuaresmal. Dicho tiempo se inició con una eucaristía a las 6:00 am., la cual estuvo presidida por el Pbro. Cruz Osvaldo Santos Cid (formador de cuarto de filosofía) y concelebrada por el Pbro. Pedro Jiménez (formador de segundo de filosofía) y por el Pbro. Andrés Amauri Rosario (formador del propedéutico). Los servicios litúrgicos de la misma estuvieron a cargo de los cursos cuarto, tercero y segundo de filosofía. Además se impuso la ceniza que nos recuerda que somos de polvo y al polvo volveremos. El padre Osvaldo en la homilía destacó que la cuaresma es un tiempo de reorientar nuestra relación con Dios (ayuno), con los demás (limosna) y con nosotros mismos (ayuno). Por otro lado, también habló sobre las pautas que hay que tomar en cuenta antes establecer la fecha de inicio de esta y de algunas solemnidades del Señor después de que pase la cuaresma y entra el tiempo pascual.
Por otro lado, cabe destacar que la cuaresma este es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. La Cuaresma dura 40 días; comienza el miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

 Por: Misael Amparo  

Comenzando a salir del cascaron

El pasado lunes 16 de febrero del año en curso, fue de mucha alegría y entusiasmo para nuestro Seminario San Pío X, por la razón de que estuvo con nosotros presidiendo la eucaristía el presbítero Javier Báez, quien fue ordenado el 24 de enero del año en curso. La eucaristía inicio a la 5:30 de la tarde donde estuvo presente todo el equipo formador de este centro con-celebrando la sagrada eucaristía. El p. Javier en su homilía destacó su testimonio durante su periodo de formación en el seminario, y nos incitaba a tener  esperanza a pesar de la dificultades, ya que en su proceso vocacional tuvo sus días altos y sus días bajos, por lo cual el aconsejaba a no rendirse, lo que implica dejarse guiar por quienes nos forman y tener como mirada principal a Jesús sacramentado.
De igual modo el recién ordenado expresó la alegría que siente de haber aceptado el llamado de Dios, que en él fue muy peculiar, ya que se dedicaba a trabajar en la compañía Edenorte, lo que fue corroborado por el rector de estas casas de formación quien hizo la anécdota de que el joven Javier llegaba a las jornadas en el guagua de Edenorte con su escalera encima del vehículo. Pero que al final de todo la perseverancia y el acompañamiento espiritual de Mons: Vinicio Disla lo ayudaron a permanecer en el camino. Por otro lado, el joven sacerdote expreso que en su camino no fue todo color de rosas, sino que tuvo como dice uno de nuestros formadores sus viernes santos y sus domingos de resurrección, pero que todos esos momentos hay que acompañarlos con la oración y la visita innegociable a Jesús Eucaristía.
El presbítero recordó a los formandos de estas casas que en las comunidades hay mucho trabajo que espera por hombres que salgan dispuestos a trabajar y a entregarlo todo por colaborar en la construcción del Reino de Dios: “hay mucho trabajo muchachos, pero también hay mucha gente dispuesta a trabajar con aquellos sacerdotes que se entregan por la comunidad, que no miran protocolos para anunciar el evangelio de Jesucristo” expreso el nuevo sacerdote. Según el P. Javier el trabajo es mucho, pero Dios que nos llama nos dará las fuerzas para poder hacer no una simple obra social, sino la mayor obra y regalo que cualquier ser humano puede recibir “conocer la persona de Cristo”.
Damos gracias a Dios por este nuevo sacerdote de la Iglesia, por el ánimo al momento de celebrar la sagrada Eucaristía, por su dinamismo, que aunque se crea que es por ser nuevo, esto ha sido algo muy propio de él, desde sus inicios. Ojalá muchos de nuestros sacerdotes adopten este modo de vivir su ministerio, ya que en ocasiones nos encontramos con muchos sacerdotes que en vez de encantar desencantan.


Antes de  finalizar, la Eucaristía el seminarista Jeremías Abreu agradeció al padre Javier por compartir su testimonio con nosotros y lo encomendó a nuestra Madre María para que lo acompañe en su ministerio con un ave María. Terminada el ave María la comunidad del seminario san pio X le dio un caluroso aplauso de agradecimiento. 

No solo seminaristas, sino amigos

Con motivo del día del amor y la amistad, día de san Valentín, la Ciudad de los Seminarios San Pio X estuvo de fiesta, celebrando una vez más su acostumbrada velada artística y musical. En dicha actividad se desarrolló todo un programa de actividades que tuvieron como único objetivo el compartir fraterno y la alegre convivencia entre los seminaristas y sus formadores inmediatos, junto al señor rector el P. Tomás Morel. Participaron activamente todos los seminarios que componen esta institución de formación. Todo empezó con la típica jugada de dominó, acompañada de otros juegos de mesa, tales como el ajedrez y el popular juego de damas. La algarabía se hizo  notar inmediatamente, y junto al humo de las parrillas y el suculento aroma de la carne asada empezó la fiesta.
Al inicio de la noche se improvisaron concursos de canto y de baile; saliendo a relucir la explosión de talentos que acompaña a muchos de nuestros seminaristas. La noche seguía avanzando y mientras disfrutábamos de una rica salchicha, un jugoso filete y unos guineítos encebollados, teníamos el honor de escuchar las voces más hermosas de nuestra casa y sus cantos de primavera; como es el caso del seminarista Ciprián de primero de filosofía. Los formadores no se quedaron atrás, y como de la nada salieron el P. Amaury y el P. Osvaldo, y subiendo al escenario entonaron agradables y románticas canciones, recordando sus años de juventud. Fue una noche extraordinaria, llena de alegría y entusiasmo; verdaderamente podemos decir que celebramos el amor y la amistad.
Ya la noche  nos despedía con el olor del jazmín que empapaba la grama y entre el bullicio de las carcajadas, el sonido de las fichas y la música de Ricardo Arjona, llegó la hora de irse a descansar.
Animamos a nuestros formadores a seguir incentivando este tipo de actividades, pues son las que nos hacen sentir que somos humanos y que no somos seres extraños, sino más bien, jóvenes comunes y corrientes llamados por el Señor a servir a su pueblo, desde la alegría y la santidad.


El hijo bueno vuelve siempre a su casa

´´La vocación de cada sacerdote existe en la Iglesia y para la Iglesia, y se realiza para ella´´. La vocación es don gratuito de Dios donde el candidato en su seguimiento a Jesucristo va discerniendo y formándose en la voluntad del Padre. Por tal razón el seminario es la comunidad donde el candidato se va formando en la dimensión humana y espiritual. Es por esto que esta casa de formación representa la base para que el sacerdote pueda ejercer su ministerio identificándose con Cristo buen pastor. Por consiguiente, es de mucha alegría para la cuidad de los seminarios San Pio X, como el pasado lunes 9 de febrero del 2015 estuvo presidiendo unos de los frutos egresado de esta casa  eucaristía en la Capilla del Seminario Menor San Pio X, el padre Antonio Rodríguez, quien estuvo colaborando con sus servicios como diácono transitorio durante 6 meses.
La eucaristía inicio a la 5:30 de la tarde donde participaron todos los seminaristas de la cuidad de los seminarios y una representación de la  comunidad de los Colelos, perteneciente al Distrito Municipal de Las Palomas. El padre Antonio al inicio de la Eucaristía primero dio gracias a Dios por la vocación y al seminario  por las enseñanzas recibida. Durante la homilía el presbítero destacó un aspecto fundamental para nuestra vida como cristiano lo cual consiste en ser luz en nuestras vidas y en las diversas dificultades que se presente en el camino. También  resaltaba que en nuestra vida vocacional debemos ser luz para otros y ser testimonio.
Por tal razón es  de mucho entusiasmo tener con nosotros de nuevo al Padre Antonio, ya que con sus palabras de motivación es un testimonio de perseverancia para seguir discerniendo nuestro seguimiento a Jesucristo. Por eso el seminarista Héctor manifestó unas palabras de agradecimiento  y a la vez lo encomendó a nuestra Madre María para que lo acompañe en su ministerio.



viernes, 13 de febrero de 2015

Promoción carrera filosofÍa Expo-PUCMM

El viernes 6 de febrero se realizó en el campus de Santiago de la Pontificia universidad católica madre y maestra PUCMM el evento de promoción de sus carreras universitarias, Expo-PUCMM. La promoción de las carreras fue realizada por los mismos estudiantes de cada respectiva carrera. Para esta actividad se dieron cita más de 5000 alumnos de media de distintos colegios y liceos de toda la región del Cibao. El punto central (epicentro) fue el salón multiuso. Para la carrera de filosofía los estudiantes que promocionaron fueron de tercer año, Bladismil García, Moisés Mateo, José R. Aquino, Rafael Peña, Jimmy Prevost y Alfonso Hernández, también Feliz de los Santos (4to año).
Hubo una muy buena afluencia en el área de filosofía, más que en años pasados. En ella se preparo una tertulia filosófica que tenía como fin plantear temas de la cotidianidad y filosóficos a los estudiantes para despertar un sentido crítico y reflexivo sobre ellos y así motivar la carrera. Los estudiantes visitantes, se mostraron interesados por lo planteado a la vez evidenciaron la poca invitación al pensamiento reflexivo-crítico que se le hace en su vida diaria. También se evidenció el desconocimiento de la impartición de esta carrera en la universidad incluso en el país. Se espera que muchos personas comiencen a interesarse por el estudio de esta carrera madre de todas las ciencias a parte de los seminarista.









domingo, 8 de febrero de 2015

Inicio del torneo de básquetbol



La vocación es  un llamado a vivir un estilo de vida con entusiasmo, alegría y gozo. Por tal razón,  el pasado miércoles 4 de febrero del 2014 iniciamos el torneo de básquetbol en el Seminario San Pio X, donde cada curso con sus respectivos equipos hicieron presencia para iniciar esta actividad. Realizar una disciplina deportiva es necesario para armonizar nuestra conducta y fortalecer nuestra vocación, ya que esta forma parte integral para la relación con el otro en el proceso vocacional. La actividad inició a las 2:30 de la tarde con el desfile de cada equipo. La oración de inicio estuvo a cargo del padre Cruz Osvaldo Santos Cid, luego el rector de la ciudad de los seminarios san Pio X, el padre Tomás Morel, dio la palabra de apertura del torneo donde resaltó la importancia de esta disciplina para la formación integral de la persona y a la vez motivó a toda la comunidad a apoyar su equipo. Terminada la palabra de apertura se dio paso al juramento de los jugadores, el cual estuvo a cargo del padre Arsenio Ferreira, quien es el encargado inmediato de esta disciplina dentro del seminario. Más adelante, el padre Apolinar Castillo lanzó la primera bola para inaugurar el torneo. Culminado el lanzamiento, se inició el primer juego de basket donde se enfrentaron el equipo del Batallón y los  Fighters, quienes resultaron ganadores 46 por 36.














La vida consagrada un don de Dios para la Iglesia universal


A la luz de la celebración  universal del día de la vida consagrada, y a propósito del llamamiento universal que ha hecho el sumo pontífice a todo la Iglesia, a vivir este 2015 el año de la vida consagrada, el seminario filosofado san Pio X se ha hecho eco de esta realidad eclesiástica, y la ha asumido como algo suyo.  Es por esto que el pasado lunes 2 de febrero se celebró en dicho seminario una solemne Eucaristía con motivo del día de la vida consagrada. Dicha Eucaristía fue presidida por el Rev. P. Miguel,  perteneciente a la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús (MSC). Este  presentó los diferentes modos y carismas que tiene la Iglesia para vivir la vida consagrada como un don al servicio de todos los hombres.
Dándole continuación a su homilía, el religioso expresó que la vida consagrada es para vivirla con el pueblo y desde la iluminación de la Palabra de Dios que es la que fortifica la espiritualidad de todo consagrado y consagrada. Por otro lado, este humilde clérigo religioso expresó la alegría que sentía de ser sacerdote religioso, porque desde ese estilo de vida él le servía a Dios en su Iglesia como Dios mismo lo quería. De igual manera afirmó que los sacerdotes religiosos y los diocesanos viven una fraternidad mas acabada en estos tiempos, y que ambos trabajan a la par con los otros. Así mismo expresó que es muy difícil ver en estos tiempos a sacerdotes vivir solos, y que si los hay es porque las situaciones pastorales no les permiten vivir con otro hermano de camino.

Ya por último el religioso hizo referencia a los consejos evangélicos como los pilares que guían todo el quehacer de los consagradas y consagradas.  De ahí que toda la vida de estos hombres y mujeres debe de ir encaminado por estos senderos de pobreza, castidad y obediencia. Pobreza porque son imagen de Cristo que siendo rico se hizo pobre, siendo Rey se hizo esclavo, casto porque el mismo Cristo lo fue y sus vida se configura con Cristo Buen Pastor y por último obediente porque el mismo Jesús siendo Dios fue siempre y en todo momento obediente al Padre y por consiguiente, todos los consagrados y consagradas están llamados a asumir como parte de su cotidianidad estos consejos evangélicos. 



 

Torneo de "Macocesto"

El pasado viernes 23 de enero, se dio inicio en el seminario mayor San Pío X, a un nuevo renglón de torneos de baloncesto, el cual ha sido bautizado con el nombre de “Macocesto”. Dicho nombre ha sido puesto de este modo, por el hecho de que los integrantes de los equipos nunca habían participado de otro torneo de baloncesto, es decir, es un modo de resaltar o dar a conocer que son principiantes en la materia. Los equipos están comandados por los seminaristas Álvaro Pichardo de primero de filosofía y Estaban Vásquez, del cuarto año de filosofía; ellos junto a sus integrantes han querido nombrar los equipos con los siguientes nombres: “Los Destructores” y “Los Volcanes”.
El torneo ha sido dedicado al patricio Juan Pablo Duarte. En la apertura, quien tuvo las palabras de motivación y la oración de inicio, fue el Pbro. Pedro Jiménez, luego de la oración y bendición inicial, se prosiguió a cantar nuestro himno nacional, tocado por Esteban Vásquez, director del coro de los seminarios. Terminadas las notas de nuestro himno, el P. Tomás Morel Diplán, rector de las distintas casas de formación, procedió a lanzar el primer balón. Después de unos minutos intensos de juego, resultó ganador el equipo de “Los Volcanes” quedando el tablero 32-28.
El campeonato final fue ganado por los Destructores por ganar 3 de 5 a los Volcanes.

Por: Deny Rosa Almonte