El pasado
lunes 16 de febrero del año en curso, fue de mucha alegría y entusiasmo para
nuestro Seminario San Pío X, por la razón de que estuvo con nosotros
presidiendo la eucaristía el presbítero Javier Báez, quien fue ordenado el 24
de enero del año en curso. La eucaristía inicio a la 5:30 de la tarde donde
estuvo presente todo el equipo formador de este centro con-celebrando la
sagrada eucaristía. El p. Javier en su homilía destacó su testimonio durante su
periodo de formación en el seminario, y nos incitaba a tener esperanza a pesar de la dificultades, ya que
en su proceso vocacional tuvo sus días altos y sus días bajos, por lo cual el
aconsejaba a no rendirse, lo que implica dejarse guiar por quienes nos forman y
tener como mirada principal a Jesús sacramentado.
De igual
modo el recién ordenado expresó la alegría que siente de haber aceptado el
llamado de Dios, que en él fue muy peculiar, ya que se dedicaba a trabajar en
la compañía Edenorte, lo que fue corroborado por el rector de estas casas de
formación quien hizo la anécdota de que el joven Javier llegaba a las jornadas
en el guagua de Edenorte con su escalera encima del vehículo. Pero que al final
de todo la perseverancia y el acompañamiento espiritual de Mons: Vinicio Disla
lo ayudaron a permanecer en el camino. Por otro lado, el joven sacerdote
expreso que en su camino no fue todo color de rosas, sino que tuvo como dice
uno de nuestros formadores sus viernes santos y sus domingos de resurrección,
pero que todos esos momentos hay que acompañarlos con la oración y la visita
innegociable a Jesús Eucaristía.
El presbítero
recordó a los formandos de estas casas que en las comunidades hay mucho trabajo
que espera por hombres que salgan dispuestos a trabajar y a entregarlo todo por
colaborar en la construcción del Reino de Dios: “hay mucho trabajo muchachos, pero también hay mucha gente dispuesta a
trabajar con aquellos sacerdotes que se entregan por la comunidad, que no miran
protocolos para anunciar el evangelio de Jesucristo” expreso el nuevo
sacerdote. Según el P. Javier el trabajo es mucho, pero Dios que nos llama nos
dará las fuerzas para poder hacer no una simple obra social, sino la mayor obra
y regalo que cualquier ser humano puede recibir “conocer la persona de Cristo”.
Damos gracias a Dios por este nuevo
sacerdote de la Iglesia, por el ánimo al momento de celebrar la sagrada Eucaristía,
por su dinamismo, que aunque se crea que es por ser nuevo, esto ha sido algo
muy propio de él, desde sus inicios. Ojalá muchos de nuestros sacerdotes
adopten este modo de vivir su ministerio, ya que en ocasiones nos encontramos
con muchos sacerdotes que en vez de encantar desencantan.
Antes de finalizar, la Eucaristía el seminarista
Jeremías Abreu agradeció al padre Javier por compartir su testimonio con
nosotros y lo encomendó a nuestra Madre María para que lo acompañe en su
ministerio con un ave María. Terminada el ave María la comunidad del seminario
san pio X le dio un caluroso aplauso de agradecimiento.
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