A la luz de la celebración universal del día de la vida consagrada, y a
propósito del llamamiento universal que ha hecho el sumo pontífice a todo la
Iglesia, a vivir este 2015 el año de la vida consagrada, el seminario
filosofado san Pio X se ha hecho eco de esta realidad eclesiástica,
y la ha asumido como algo suyo. Es por
esto que el pasado lunes 2 de febrero se celebró en dicho seminario una solemne
Eucaristía con motivo del día de la vida consagrada. Dicha Eucaristía fue
presidida por el Rev. P. Miguel, perteneciente a la congregación de los
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús (MSC). Este
presentó los diferentes modos y carismas que tiene la Iglesia para vivir
la vida consagrada como un don al servicio de todos los hombres.
Dándole continuación a su
homilía, el religioso expresó que la vida consagrada es para vivirla con el
pueblo y desde la iluminación de la Palabra de Dios que es la que fortifica la
espiritualidad de todo consagrado y consagrada. Por otro lado, este humilde clérigo
religioso expresó la alegría que sentía de ser sacerdote religioso, porque
desde ese estilo de vida él le servía a Dios en su Iglesia como Dios mismo lo
quería. De igual manera afirmó que los sacerdotes religiosos y los diocesanos
viven una fraternidad mas acabada en estos tiempos, y que ambos trabajan a la
par con los otros. Así mismo expresó que es muy difícil ver en estos tiempos a
sacerdotes vivir solos, y que si los hay es porque las situaciones pastorales
no les permiten vivir con otro hermano de camino.
Ya por último el religioso hizo
referencia a los consejos evangélicos como los pilares que guían todo el
quehacer de los consagradas y consagradas.
De ahí que toda la vida de estos hombres y mujeres debe de ir encaminado
por estos senderos de pobreza, castidad y obediencia. Pobreza porque son imagen
de Cristo que siendo rico se hizo pobre, siendo Rey se hizo esclavo, casto
porque el mismo Cristo lo fue y sus vida se configura con Cristo Buen Pastor y
por último obediente porque el mismo Jesús siendo Dios fue siempre y en todo
momento obediente al Padre y por consiguiente, todos los consagrados y consagradas
están llamados a asumir como parte de su cotidianidad estos consejos
evangélicos.
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