domingo, 8 de febrero de 2015

La vida consagrada un don de Dios para la Iglesia universal


A la luz de la celebración  universal del día de la vida consagrada, y a propósito del llamamiento universal que ha hecho el sumo pontífice a todo la Iglesia, a vivir este 2015 el año de la vida consagrada, el seminario filosofado san Pio X se ha hecho eco de esta realidad eclesiástica, y la ha asumido como algo suyo.  Es por esto que el pasado lunes 2 de febrero se celebró en dicho seminario una solemne Eucaristía con motivo del día de la vida consagrada. Dicha Eucaristía fue presidida por el Rev. P. Miguel,  perteneciente a la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús (MSC). Este  presentó los diferentes modos y carismas que tiene la Iglesia para vivir la vida consagrada como un don al servicio de todos los hombres.
Dándole continuación a su homilía, el religioso expresó que la vida consagrada es para vivirla con el pueblo y desde la iluminación de la Palabra de Dios que es la que fortifica la espiritualidad de todo consagrado y consagrada. Por otro lado, este humilde clérigo religioso expresó la alegría que sentía de ser sacerdote religioso, porque desde ese estilo de vida él le servía a Dios en su Iglesia como Dios mismo lo quería. De igual manera afirmó que los sacerdotes religiosos y los diocesanos viven una fraternidad mas acabada en estos tiempos, y que ambos trabajan a la par con los otros. Así mismo expresó que es muy difícil ver en estos tiempos a sacerdotes vivir solos, y que si los hay es porque las situaciones pastorales no les permiten vivir con otro hermano de camino.

Ya por último el religioso hizo referencia a los consejos evangélicos como los pilares que guían todo el quehacer de los consagradas y consagradas.  De ahí que toda la vida de estos hombres y mujeres debe de ir encaminado por estos senderos de pobreza, castidad y obediencia. Pobreza porque son imagen de Cristo que siendo rico se hizo pobre, siendo Rey se hizo esclavo, casto porque el mismo Cristo lo fue y sus vida se configura con Cristo Buen Pastor y por último obediente porque el mismo Jesús siendo Dios fue siempre y en todo momento obediente al Padre y por consiguiente, todos los consagrados y consagradas están llamados a asumir como parte de su cotidianidad estos consejos evangélicos. 



 

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